
Febrero está ya bien avanzado y nosotros seguimos con nuestro plan de escribir una novela en un año. Si todo ha ido bien, ya habréis decidido en qué idea centraros (si no, podéis leer este post para encontrar alguna idea de última hora) y llega el momento de la investigación.
Adelante, Sherlock.
Cuando ya hemos decidido sobre qué vamos a escribir es absolutamente necesario comenzar con un periodo de investigación. No, esto no va a ser Conexión Samantha ni te va a hacer falta mudarte al Londres victoriano. Salvo casos muy puntuales, con un buen uso de Internet y algunos libros será más que suficiente.
Por supuesto, esto depende de qué tipo de historia queramos construir. Todas las historias necesitan un mínimo de investigación pero coincidiremos que no es lo mismo escribir sobre piratas holandeses del siglo XVII que una historia de amor en málaga (aunque nosotros vivamos en Vigo). Esto es puro sentido común.
Por lo general, las novelas históricas nos van a llevar más tiempo de investigación, a no ser que quieras entregarte a una historia de highlanders que se comportan como si acabaran de salir de Malasaña, pero oye, toda opción es respetable.
Por supuesto, la creación desde cero de un mundo de fantasía y/o ciencia ficción también te va a llevar lo suyo, y siento decepcionarte si te digo que un mes no es tiempo suficiente para crear un mundo en el que magos y muggles convivan en armonía. Solo en crear un idioma propio (os aconsejo este libro para este tema) ya os va a llevar mucho más de un mes.
Mi consejo es que para este proyecto en concreto elijáis algo sencillo, un tema que conozcáis bien y que, en general, no os suponga mucha inversión de tiempo. Y os lo digo no porque os intente alejar de vuestra saga histórica/erótica/fantástica, sino porque aquí donde la veis, tan relajadita e inocente, la investigación es un pequeño monstruo sibilino.
En serio.
Hay un espacio en los cementerios reservada par aquellos escritores que se pasaron la vida investigando sin llegar a escribir nunca su obra. Y es un espacio bastante grande.
Primero, tenéis que tener en cuenta que cualquier historia tiene un mínimo de investigación. Aunque sea una novela contemporánea no está de más que os preguntéis dónde va a tener lugar, si es una ciudad que conocéis o no, e informaros un poco sobre el espacio. No me quiero extender mucho sobre ideas de investigación porque lo veremos en el próximo artículo, pero en general informarse es sano y bonito.
Por ejemplo, si vas a escribir sobre un romance en Barcelona (y tu vives en Leon) no está de más que visites la página de turismo de la ciudad, que mires fotos o que, incluso, si te lo puedes permitir, hagas una escapada de fin de semana. Lo que no puede ser es que tu novela se convierta en la excusa para mudarte a otra ciudad durante dos meses para empaparte (ejem) de la cultura local.
No es necesario, en serio, por mucho que intentes convencer a tu madre para que te financie el viaje.
Segundo, investigar engancha. No es broma. Empiezas por querer saber más sobre el Madrid del siglo XIX y cuando te vienes a dar cuenta estás haciendo una tesis sobre ropa interior durante el Romanticismo. A tu espalda tienes información y más información que, honestamente, no te hace falta para nada.
Porque esa es otra. Debes asumir que la mayor parte de lo que leas y aprendas nunca jamás verá la luz en tu novela. Tu sabes que tienes esa información en tu cabeza y te ayudará a dar consistencia a tus personajes y su entorno, pero poca, muy poca aparecerá de forma directa.
Todos hemos leído novelas en las que nos encontramos párrafos y más párrafos que parecen ser un grito del autor que dice “Eh, mirad lo mucho que he aprendido sobre este tema” y sabéis tan bien como yo que no sólo se nota mucho, sino que además resulta un auténtico coñazo.
En general, como os digo, para este proyecto en concreto os animo a elegir un proceso de investigación sencillo, cuyas pautas e ideas veremos el próxima día. Mientras, podéis ir haciendo una lista, lo más sencilla posible, de lo que creéis que tenéis que saber para sacar adelante vuestra historia.
Tened en cuenta cosas como lugar y tiempo de la acción, si los personajes son reales o totalmente de ficción y las circunstancias en general de la historia. Si, por ejemplo, vuestra protagonista sufre de agorafobia poco importará que viva en Madrid o en Edimburgo (a la hora de investigar, me refiero), pero sí deberéis informaros a fondo sobre este problema.
Por ejemplo, mi historia sucede en una residencia de ancianos de una ciudad no determinada, ya que no tiene peso en la trama. La protagonista es una enfermera joven, solitaria, marcada por la muerte de su hermano pequeño, que debe enfrentarse a fenómenos paranormales.
Como veis, mi investigación deberá centrarse en el funcionamiento interno de una residencia de ancianos (horarios, distribución, personal, etc) y en los fenómenos sobrenaturales. La ciudad poco importa en este caso, por lo que es un problema menos.
Estos son vuestros deberes para esta semana, así tendréis algo concreto sobre lo que trabajar el próximo día. ¡En marcha!
Esa manía de algunos autores de convertir sus novelas en clases de universidad me parece odiosa. Por cierto, leyendo a Gabriella Campbell aprendí el nombre que tiene eso: datadumping 🙂
¡Un saludo!
Es que se nota un montón y es un verdadero coñazo -_- ¡No sabía el nombre! Es que estos anglosajones tienen nombre para todo XDDD En general, creo que es muuuuuy fácil engancharse en este proceso, porque es fácil, divertido y tienes la sensación de que haces algo útil cuando en realidad apenas estás avanzando jejejeje.
¡Mil besos!
Estoy de acuerdo en todo lo que dices. No hay que pasarse. La documentación es primordial, sí, en según qué casos, también, pero es un error caer en el miedo a dejarte algo importante que afecte a la trama principal de tu novela. ¡Oh, por Dios, los arcabuces no llegan tan lejos en su disparo, y yo he matado al malo desde 2 km.! Relax xD.
Lo que no hay que hacer es eso de investigar y nunca escribir, por miedo, por enganche, o por lo que sea. Hay que escribir. Genial tu entrada y tu proyecto 🙂
Sí, la documentación e investigación está muy bien, ¡pero siempre con mesura! Creo que es un peligro real eso de dejarse llevar por este proceso, por la comodidad que supone «leer un poquito más» en vez de sentarnos a escribir 😉
¡Muchas gracias!