
Ayer por la mañana, en un intento de compensar el mal tiempo y la tristeza, me puse a leer a Roald Dahl. El libro elegido fue Boy, una especie de autobiografía en la que el autor se centra en su infancia y sus años escolares en colegios privados ingleses. Es un libro divertidísimo, a pesar de la dureza de muchas de las anécdotas que nos cuenta, y es inevitable soltar una buena carcajada de vez en cuando.