No eres tú, soy yo (o el uso de las personas verbales en la narración)

O puede que sea él…

En el anterior post hablábamos de cómo los diferentes puntos de vista dan lugar a historias muy diferentes. Elegir un narrador efectivo para tu historia es una decisión que no se debe tomar a la ligera porque de ello dependerá que acabes con una historia u otra muy diferente, aunque los hechos que narres sean los mismos.

Hoy nos vamos a centrar en el uso de las diferentes personas (que no personajes) que pudimos utilizar para narrar nuestra historia y es que, ay, elegir una es casi tan difícil como encontrar el bañador de tus sueños.

Si en el anterior artículo hablábamos de elegir al narrador de nuestra historia, hoy damos un paso más allá y tenemos que decidir la persona verbal que utilizaremos para narrar nuestras aventuras. De nuevo tenemos una decisión importante que hacer y es que si un narrador u otro nos iba a dar una novela diferente, imagina ahora cómo va a hablarnos ese narrador.

¿Complicado? No tanto, pero es una decisión que debes tomar.

Tú, yo, él…

Hay veces que vemos claramente que nuestra historia debe ser contada en una persona concreta y no nos imaginamos nuestra novela de otra manera. Puede que tengas muy claro que tu historia la va a contar tu protagonista en primera persona, y siempre está muy bien tener las cosas muy claras, pero te recomendaría que vieras los pros y contras que tiene utilizar cada persona verbal a la hora de narrar una historia.

Lo más común es que se utilice una tercera persona en pasado, aunque eso no significa que sea lo que tú debes hacer. Es, como digo, el tipo de narración más común que podemos encontrar en la mayoría de novelas y esto por supuesto no tiene nada que ver con el punto de vista que elijamos para narrar. Puede parecer un poco confuso, pero elegir una tercera persona verbal no tiene nada que ver con elegir un punto de vista u otro. ¿Qué quiere decir esto? Que puedes, perfectamente, utilizar una tercera persona en tu narración pero usar el punto de vista de un personaje concreto (normalmente tu protagonista, pero no es obligatorio).

Puedes utilizar una tercera persona como narrador pero con un punto de visto centrado en un único personaje. ¿Esto que significa? que tu narrador no va a conocer lo que piensan el resto de personajes, ya que, en este caso, no sería omnisciente. Recuerda, una cosa no excluye a la otra.

Otra opción es utilizar la primera persona, por lo que toda la fuerza la tendrá tu protagonista y narrador. Esto funciona muy bien para que el lector se alíe con tu personaje desde la primera línea, ya que solo va a conocer la historia a través de su mirada. ¿La pega? Que SOLO vamos a conocer la historia a través de su mirada, por lo que todo va a tener un sesgo muy personal. Un ejemplo práctico: si estás contando la historia de un juicio racista en los años sesenta la historia será muy diferente si se cuenta en primera persona desde el punto de vista del acusado o del de un vecino que odia a la gente de otras razas.

Por otro lado, hay que aclarar que se puede utilizar una primera persona y que esta no sea el protagonista. Un ejemplo clarísimo lo tenemos en las historias de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle, en el que el narrador es el doctor Watson, utilizando la primera persona, pero el protagonista es Holmes. Esto añade un poco de dificultad, ya que el narrador (en este caso, Watson) no puede introducirse en la cabeza y seguir el hilo de pensamientos del protagonista, Holmes, por lo que este tiene que ir contándonos todos sus avances en la investigación. Conan Doyle hace que parezca fácil pero ya os aviso de que no es una de las opciones más sencillas de manejar… Que después, durante la revisión, vemos que tenemos mil y un problemas con la coherencia y entonces lloramos…

Por último, hay una opción poco utilizada y que personalmente me parece dificilísima de manejar. Se trata de la segunda persona, cuando el narrador se dirige directamente al lector o a otro personaje y crea un sentimiento urgencia Que puede ir muy bien para cierto tipos de historias. Como os digo, a mí personalmente me parece muy pero que muy difícil de manejar toda una novela con la segunda persona, pero oye, ahí está Stwart O’Nan con Una oración por los que mueren para contradecirme (Bonus: os recomiendo MUCHO esa novela).

Como todo en esta vida, es una cuestión de decisión personal y todo tiene sus ventajas y desventajas. Una mayor o menor cercanía de los personajes con los lectores puede funcionar muy bien en una historia y ser un completo desastre en otra, así que no queda más que dedicarnos a probar, ensayo y error, hasta dar con lo que mejor nos venga.

De nuevo te propongo un ejercicio práctico para que lo veas más claro: elige una de esas escenas que tienes pensado escribir en tu novela, una que sea importante en la trama, o que le tengas muchas ganas. Ahora prueba a escribir esta escena utilizando diferentes tiempos y personas verbales, hasta dar con la que creas que mejor le sienta al tono que quieres transmitir con tu novela. Tómatelo con calma, analiza bien los pros y los contras y ve preparándote porque dentro de poco empezaremos a escribir (de verdad).

¿Estás preparado para lo que se acerca?

 

 



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