
En el anterior artículo hablábamos de la importancia de encontrar tu propia voz de escritor. Esto no es algo que se consiga de la noche a la mañana, ni mucho menos, así que es algo que tendréis que ir practicando hasta que encontréis la voz personal con la que os encontréis más a gusto. Si os interesa este tema podéis echar un vistazo a Cultiva tu talento literario, un libro que se centra precisamente en este tema.
Mientras tanto, el tiempo sigue pasando y no podemos quedarnos atrás con nuestro proyecto de escribir una novela en un año, de modo que hoy nos vamos a centrar en los puntos de vista en la narración.
¿Estás preparado?
Si el otro día hablábamos de la voz del escritor hoy vamos a hablar de la voz del narrador, que algunas veces puede dar lugar a confusión pero no es lo mismo, en absoluto. Una cosa es el escritor y otra el narrador, y aunque mucha gente suele asmiliar uno al otro debemos tener claro que son dos entes totalmente separados. Yo, como autora, puedo escribir una historia con un asesino múltiple como narrador, lo que, obviamente no me convierte en asesina (por mucho que algunas veces tenga ganas de salir a la calle con un machete). Las opiniones del narrador no tienen por qué ser las mismas que las del autor y esto es algo que muchas veces se escapa.
Una de las cosas buenas del escritor es que puede ponerse en la piel de quién le de la gana, utilizar todos los recursos que le apetezca, sin límites, y puede dar vida desde a un asesino de bebés como a un ancianito adorable que vende miel en el mercadillo los sábados por la mañana. No hay límites, y eso es genial, pero con ciertos temas peliagudos la cosa parece que no está tan clara. A nadie se le ocurre pensar que Charlize Theron es una asesina por haber interpretado ese papel en Monster, pero sin embargo Vladimir Nabokov sí se enfrentó a acusaciones de pedofilia por haber escrito Lolita…
¿Quién cuenta la historia?
En toda historia hay un narrador, es decir, alguien que la cuenta. Este narrador puede ser un personaje o no, adoptar mil formas, mil voces, mil tonos. Volvemos a tener libertad total y absoluta pero ay, todo poder conlleva una gran responsabilidad, y elegir un buen narrador para tu historia no es tan fácil como podría parecer en un principio.
Toda historia tiene varios puntos de vista y al escribir una novela debemos elegir desde cual de ellos queremos contarlo. Tomemos por ejemplo La bella y la Bestia. La historia no va a ser la misma si la contamos desde el punto de vista de Bella, de Gastón o de Chips. Estos tres posibles puntos de vista van a dar tres novelas diferentes, por mucho que los hechos sean los mismos, y es que cada personaje aporta su visión del mundo, sus conocimientos, sus prejuicios, etc. Bella se centrará más en el hecho de conocer el verdadero interior de Bestia y sus ansias por vivir una vida fuera del aburrido pueblo; Gastón estará más preocupado por no perder su status de tío buenorro y todo se verá a través de su prisma egoísta; mientras que la historia vista por Chips tendrá un punto de inocencia que le da su condición de niño. Una misma historia, tres novelas diferentes.
Por supuesto, podemos elegir un narrador omnisciente, un narrador que lo sabe todo, sea cual sea el personaje que actúe en ese momento, y esta suele ser una de las opciones más elegidas. Tu narrador, un ente superior que habla en pasado y en tercera persona, sabe todo lo que sienten todos los personajes, los que les ocurre y lo que dicen, sin que necesite estar allí. Es un poco como un dios, que todo lo sabe, todo lo ve.
Puedes, también, elegir el punto de vista de un personaje, y entonces tendrás que tener en cuenta que sólo puedes narrar lo que ese personaje siente y vive directamente y que no podrá saber a ciencia cierta lo que piensen otros, aunque, por su puesto, sí puede intuirlo o hacer cavilaciones. Es decir, si te centras en que la historia tenga el punto de vista de Bella no puedes hacer que esta sepa qué piensa Gastón, a no ser que él se lo diga o lo muestre. Hay que tener cuidado con esto, porque en muchas ocasiones me encuentro novelas con un punto de vista concreto en las que el narrador de repente parece saber más de lo que debería, sin que haya explicación plausible.
Por supuesto, también puedes utilizar varios puntos de vista diferente, tal y como hace George R.R. Martin en su saga Canción de hielo y fuego, lo que le permite tener un control absoluto sobre el amplio mundo que desarrolla sin utilizar un narrador omnisciente. Él, además, hace que cada capítulo tenga un punto de vista diferente, lo que hace que las novelas sean muy dinámicas (dentro de lo dinámico que es Martin, ejem) y podamos estar al tanto de todo lo que ocurre en Poniente y más allá.
Elegir un narrador para tu novela no es algo que debas tomar a la ligera, porque el uso de uno u otro punto de vista va a darte resultados muy diferentes. El próximo día vamos a centrarnos más en las personas y tiempos de la narración, un tema un poco más hardcore pero igualmente necesario, de modo que hasta entonces ve pensando en los posibles puntos de vista para tu novela, intentando analizar pros y contras. Hay un ejecicio que a mí me gusta mucho y es contar una misma escena desde el punto de vista de diferentes personajes (en primera o tercera persona, eso es tu decisión, y lo veremos más a fondo en el próximo post). Puedes elegir una escena de tu novela (ya deberías tener ideadas unas cuantas), de alguna película o libro o incluso un cuento clásico. Verás como cambia la historia.
Bien explicado.
Esta entrada de nuestro blog, también puede ayudar a escoger el narrador más adecuado para una historia.
http://www.escueladeescrituracreativa.com/teoria-literaria/narradores-externos/