
Además de leer (y escribir) también me gusta ver películas y series, especialmente si son como esta de la que os hablo hoy. Y es que aunque Black Books es una serie de televisión es una visión imprescindible para todos los libreros. O para todos aquellos a los que le gusten los libros y las librerías. O para todos aquellos a los que les guste reírse, sin más.
Se trata de una serie británica, como no podía ser de otro modo, y cuenta con tres temporadas de seis capítulos cada una. Los capítulos son muy cortos, unos veinte minutos, del estilo de The IT Crowd, y el sentido del humor también es parecido. Es decir, absurdo. Y tremendamente adictivo.
Black Books es el nombre de la librería regentada por Bernard Black, un tipo que se da un aire a Neil Gaiman, que odia a la gente y a los clientes en especial, y que se pasa el día bebiendo y fumando. A su lado tenemos a Manny, su ayudante, bienintencionado y trabajador, que intenta que la librería tenga éxito; y Fran, una amiga un poco neurótica, que también abusa del alcohol. Tres protagonistas que llevan todo el peso de las tramas, y os aseguro que ellos se bastan y sobran.
La trama general es bastante vaga y se basa, sobre todo, en los diferentes gags de cada uno de los personajes y la fluidez de las conversaciones. Como os decía, el humor es totalmente absurdo. Por ejemplo, podemos ver a Bernard llorando por vender libros, porque eso significa tener que llamar a los proveedores y tener que interactuar con otras personas. Podemos ver a Manny capaz de adivinar dónde ha pasado un libro las vacaciones a través de un minúsculo grano de arena. O a Fran viendo como su habitación encoge en una noche de verano, y no, no es una metáfora.
Aunque toda la serie es tremenda, me gusta especialmente la última temporada. Los capítulos en el que Manny entra a trabajar en una cadena de librerías, o en el que Bernard escribe un cuento infantil son sencillamente gloriosos. No son los únicos, ojo, la serie encadena una carcajada con otra, pero esos son mis favoritos.
Si vamos a buscarle una pega, es la manera tan abrupta en la que acaba. Es decir, no acaba. No hay un final definido. El último capítulo es simplemente como cualquier otro y te quedas con la sensación de que podrías seguir viendo las aventuras de este trío tan especial durante el resto de tu vida. Otra pega muy gorda es que no hay versión en castellano, al menos no oficial, ya me entendéis… La edición en dvd es muy barata, unos 18 euros en Amazon, pero sólo tiene subtítulos en inglés, de modo que si no manejáis el idioma de Shakespeare a la perfección os perderéis muchos gags…
No os la puedo recomendar más, en serio. Si te gusta reírte y te gustan los libros deberías tenerla en casa sí o sí.