5 consejos para sobrevivir al NaNoWriMo (y no querer suicidarte al tercer día)

Nanowrimo 2016
Escribe hasta el infinito y más allá…

Ay, noviembre. Ese mes que nos alegra y aterroriza a partes iguales, y mucho más desde que nos embarcamos en esa locura que es el NaNoWriMo. Imagino que todos sabéis de qué estoy hablando, pero en un versión corta os diré que se trata de escribir como mínimo cincuenta mil palabras de una novela durante el mes de noviembre (para una explicación más larga podéis leer esta entrada). Sí, cincuenta mil palabras en un mes. Sí, estamos locos. No, nadie nos obliga. Lo hacemos porque queremos y eso lo convierte todo en algo mucho más siniestro aún.

Es una locura, lo sé, y lo peor de todo es que lo hacemos con alegría. Esa es la verdad. Tenemos ganas de que llegue noviembre, tenemos ganas de empezar con esa historia a la que llevamos tiempo dándole vueltas y que por una u otra razón nunca nos ponemos a escribir. Bien, ahora es el momento y lo sabes. Puedes oír los cantos de sirena de la web llamándote, invitándote. Si ya te has decidido, o casi, aquí te dejo cinco consejos para que la travesía no se haga tan dura. Todos probados y comprobados, que doce años de experiencia dan para mucho.

Piensa en lo que vas a escribir

No puedes escribir hasta el primer minuto del día 1 de noviembre, eso ya lo sabes, pero sí te aconsejo, encarecidamente y con fervor que pienses sobre qué vas a escribir antes de ese momento. No voy a entrar en la inmemorial batalla entre plotters y pantsers, lo mucho que quieras extenderte en la preparación de tu novela es cosa tuya, pero sí te aconsejo con todas mis fuerzas que te sientes a escribir el día uno a ver qué sale.

En serio, no lo hagas.

Bastante duro es seguir el día a día del Nano como para jugártela de esa manera. Piensa (un poco o mucho, tú decides) qué clase de historia quieres escribir, la trama, los personajes, etc. y así no te resultará tan difícil ponerte a escribir cada día. Algo que suelo hacer yo es intentar resumir la novela que quiero escribir en un máximo de dos folios. Es algo relativamente fácil y que no te llevará mucho tiempo (y puedes dejar espacios en blanco si hay cosas que no tienes muy claras, que suele ser lo normal), y así cuando te pongas a escribir sabrás más o menos por donde tirar. La mitad de las veces la novela que escribas no se parecerá en nada a lo que has escrito, pero te aseguro que ayuda.

Escribe con un propósito

Os confieso que este consejo es el que menos he puesto en práctica pero cada vez lo veo más útil. Se trata de centrarnos un momento (o una tarde entera) y pensar en sacar provecho de nuestro trabajo. Parece lógico cuando lo piensas así, fríamente, pero lo cierto es que la mayoría, y yo me incluyo, hemos participado en el Nano por el simple placer de escribir. Esto está muy bien, ojo, no me malinterpretéis, es bonito hacer cosas simplemente porque nos apetece hacerlas. Pero, por otro lado, piensa que vas a pasar un mes esclavizado por la escritura así que no está tan mal intentar sacar provecho de este trabajo que, sí, vas a hacer por gusto.

Piensa en lo que quieres escribir y luego intenta buscar un fin para ello. ¿Quieres escribir una novela romántica? Perfecto, busca diferentes certámenes de este género y proponte tener terminada tu novela para uno de ellos. ¿Lo tuyo no son los certámenes? No pasa nada, pero proponte de verdad terminar esa novela, corregirla y ponerla bonita para presentarla a una editorial o incluso autopublicarla. Por supuesto, hay que ponerse plazos lógicos y realistas, es materialmente imposible tener una novela TOTALMENTE lista en un mes, porque la parte fea de esto es que hay que escribir, reescribir y corregir. Varias veces.

En cualquier caso, creo que tener un objetivo real más allá de llegar a escribir cincuenta mil palabras ayuda, y mucho, a animarnos durante este mes.

Planifícate o escribe en cualquier sitio

Ea, he aquí un consejo contradictorio donde los haya. Pero es muy real, y es que por mucho que queramos dedicar todo un mes a escribir nuestra historia, lo cierto es que noviembre es un mes como otro cualquiera, en el que tienes que trabajar, estudiar o lo que sea que haces normalmente. A todos nos gustaría quitarnos de en medio durante este mes, encerrarnos en un hotel bonito (aunque tampoco demasiado, porque la distracción sería alta) y que nos pongan de comer y cenar, nos laven la ropa y no tener que preocuparnos de nada más que de escribir. Si eres de los que hace esto, por favor llévame contigo. No haré ruido, lo prometo.

Esto no es lo habitual, por desgracia, así que te va a tocar arrancar minutos de donde no los tienes para que tu novela progrese adecuadamente. Y aquí es donde se abren dos caminos que además no son excluyentes (ahora veremos esto). Si noviembre de por sí es un mes movido debes saber dónde buscar el tiempo para organizarte y poder escribir. Por ejemplo, en mi caso concreto, soy parte de la organización del festival Algeciras Fantástika, por lo que del 8 al 12 voy a estar muy poco tiempo en casa. A eso, además, tengo que sumarle el trabajo habitual MÁS lo que me va cayendo como freelance. Vamos, que o me organizo o me suicido, y la verdad es que le tengo cierto cariño a mi vida. En mi caso me va a tocar planificar horarios, sacrificar ratos libres y, en general, sufrir mucho. Por supuesto, esta planificación debe ser realista, y si sé que durante cinco días no voy a escribir mucho pues tendré que ponerme el turbo el resto de días. Sí o sí.

En mi caso trabajo en casa, pero si eres de los que tiene que pasar tiempo en autobuses o metro también puedes aprovechar ese tiempo. Personalmente me cuesta mucho escribir en cualquier sitio (un día hablaré de esto más detenidamente), pero si tienes que pasar mucho tiempo fuera de casa desde luego lo mejor es acostumbrarse. Y, por otro lado, si sabes que pasas cada día una hora en el cercanías puedes aprovechar ese tiempo para escribir. Vale que no estarás tan cómodo como en casa, pero aquí cuenta cada palabra que escribas, no lo olvides.

Comparte tus penas y alegrías

Noviembre va a ser un infierno y lo sabes. Sin embargo, es verdad eso que dicen de que las penas  con chocolate son menos penas compartidas son menos penas. Lo bueno del Nano es que sabes que tu sufrimiento es compartido y que no estás solo en este trance. Este es un consejo que doy siempre, siempre y nunca me cansaré de dar: intenta rodearte de amigos que también estén haciendo el Nano porque nadie, repito, NADIE, te va a entender como ellos te entenderán. Lo ideal, evidentemente, es que esos amigos estén cerca y podáis quedar para escribir y llorar, pero eso no es posible en muchos casos. De hecho, en doce años que llevo haciendo el Nano nunca he tenido a nadie cerca, pero sí he contado con el apoyo cibernético de muchos amigos. Si ninguno de tus amigos se anima, siempre puedes conocer gente en los foros de la web. Será el principio de una bonita amistad, no lo dudes.

Respira. Real y metafóricamente

Respiramos porque no sabemos no hacerlo, eso es así. Sin embargo, a veces necesitamos algo más y durante el Nano vas a tener que respirar hondo más de una vez. Hazlo. Respira. Hondo. Todo lo hondo que puedas, varias veces seguidas. No es magia, pero lo parece. No es que después de respirar hondo te conviertas en un genio capaz de escribir mil palabras en quince minutos pero la realidad es que tu cerebro se oxigenará y eso siempre viene bien.

Respira hondo cuando estés agobiado. Literalmente. Pero hazlo también de manera metafórica. Cuando creas que no puedas más, cuando no tengas ganas de ponerte a escribir, cuando lleves un día de mierda, respira hondo. Y date un respiro, también. Prométete comprarte un donut cuando termines de escribir o ver un capítulo de la serie que te gusta. Prémiate por cada logro y sobre todo, no te quemes sin necesidad.

Y acuérdate de respirar.

——

La verdad es que os he engañado. Ninguno de estos consejos va a evitar que quieras suicidarte al tercer día pero, ey, sí que harán el trayecto más fácil. Como ya os he dicho, noviembre es para mi un mes complicadísimo por mi implicación en la organización del festival, además del trabajo y compromisos varios pero ¿qué sería de nuestra vida sin un poco de emoción?

Por otro lado, aún no he decidido del todo lo que voy a escribir: por un lado, una novela que pensaba presentar a un concurso al que ya no me da tiempo (el plazo termina el 30 de noviembre) o bien hacer un pelín de trampa (ejem) y escribir varios relatos largos para diferentes antologías y/o concursos (idea que me dio Paz, por cierto, y me parece maravillosa). Y así estoy, a una semana de empezar y con estas dudas. Eso sí, en los dos casos sé (más o menos) lo que escribiría, así que sólo (JAJAJA) tengo que decidirme.

¿Y vosotros? ¿Qué vais a hacer? ¡Contadme!

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